jueves, 29 de marzo de 2007

de cómo no tenían miedo a la muerte

Algunos años de su vida Cristian y Óliver pasaron las tardes juntos después de la primaria. Excepto cuando Consuelo los inscribió en escuelas distintas por que según decía "juntos eran el demonio". Nunca fue para tanto. Por lo menos ellos nunca se dieron cuenta del peligro real de pasar las tardes juntos.

Durante los rudos juegos que constantemente inventaban hubo algunos clásicos. Saltando de la segunda planta, apenas en obra negra, hasta el montón de arena que dejaban en la calle y jugar entre material para construcción pasaron algunas de las más divertidas tardes. Cristian siempre fue el más valiente. Sin embargo Óliver nunca lo defraudó.

Una tarde que jugaban en la azotea. El tubo que usaban para dejar volar su cuerpo fuera de donde podían pizar se ropió. Casualmente se rompió cuando Cristian ya regresaba de la vuelta al filo del techo y alcanzó a caer sobre el techo con dicho tubo entre sus manos. Los dos se pusieron tristes por que sin tubo ya no podrían seguir jugando, sin hacer consciencia de que si se hubiera roto a mitad del trayecto habría aterrizado en el piso.

Tal vez Consuelo tenía razón. Cristian siempre supo que alguien lo cuidaba siempre y nunca se preocupó demasiado.

jueves, 15 de marzo de 2007

de cuando iban a ver a la pantera enjaulada

La infancia de Cristian y Óliver no fue infeliz, ni injusta. Fue la mejor que podrían tener según cuentan. No considera opulencia ni ausencia absoluta de privaciones. Las cosas más pequeñas los hacían tan felices. Ir cualquier fin de semana al texcal podía ser de los mejores días que podrían pasar. Depués de nadar toda la mañana Óliver moría de hambre y dada su recurrente inapetencia eso hacía muy feliz a su mamá. Al terminar de comer Cristian pedía permiso para ir a ver a la pantera. Él siempre encontraba cosas interesantes. Él siempre sabía a donde ir, que ver, Cristian cuidaba de Óliver todo el tiempo.

miércoles, 14 de marzo de 2007

de cuando Óliver le lanzó un cuchillo a Cristian

Cristian y Óliver nunca dejaron de jugar. Aún cuando se odiaron temporalmente siempre hubo la oportunidad de jugar de nuevo. No ha habido épocas más difíciles en su vida que esos meses en Yautepec. Recién llegaba de México la familia incompleta. Consuelo, tan triste, no tenía lugar en su cabeza para la paciencia. Después de la muerte de Javier nada era como antes. Así fue como esa tarde sucedió lo que a continuación describiré:

Como muchas otras desde que fuimos a vivir a Yautepec, esa tarde no era tranquila. Érika, fastidiada de tanta responsabilidad no solicitada, se encontraba en la cuarta hora de martirio. Mientras Cristian y Óliver discutían.

La fuerza era la forma cotidiana con que Cristian resolvía lo difícil. Óliver siempre fue mucho más aprensivo y nunca desisitió de poder algún día ganar esa batalla. Nunca le gustó que se burlaran de él. Cristian en cambio era experto en ganar y restregarlo en la cara o encontrar cualquier razón para una buena burla.

Después de una larga pelea en la que ya era muy difícil calmar a Óliver, Cristian salió corriendo hacia la recámara junto a la cocina (En la casa de Yautepec las 4 habitaciones se comunicaban, de manera que se formaba un circuito perfecto para la persecusión). Óliver estaba demasiado enfadado para pensar con claridad, y no era que no le sucediera continuamente, sino que regularmente terminaba por tranquilizarse. Al pasar por la cocina decicidió tomar el cuchillo para lastimar a su hermano de manera que nunca más se volivera a burlar de él. Cristian, asustado, trató de protegerse en la esquina de la cama. Óliver no tenía más de 4 años, pero suficientes para lanzar el cuchillo que atinó perfectamente en un pliegue de la barriga de Cristian. Asustada Érika corrió a ver si tenía alguna cortada, pero no fue así. Muchas fueron las peleas subsecuentes entre Cristian y Óliver, pero ninguna de tanto peligro como esta.


Hace poco Óliver aprendió que las burlas son un reflejo de la inseguridad de la gente que las realiza y no de quien las recibe. Hace poco Óliver aprendió a disfrutarse y aceptarse aún a pesar de las burlas de los demás. Cristian no ha dejado de burlarse pero ya no le lanza cuchillos por eso.

de cómo nos entregamos completos

Hoy Cristian me dijo: "para que alguien pueda amarte debes amarte tú primero". Así como para poder brindar tranquilidad debes estar en paz y para poder ofrecer algo debes estar completo tú.

Me lo habían dicho muchas personas, pero nadie con tanta humildad y serenidad. Como si a él le pasara exactamente igual. Como si le doliera lo mismo que a mi.

"... y es que siempre damos todo. No dejamos nada para nosotros. No conocemos otra forma de hacer las cosas que completamente" dijo.

viernes, 9 de marzo de 2007

de cómo estuvieron siempre juntos

Cristian y Óliver estuvieron siempre juntos. Aún cuando las circunstancias no les permitieron estar en el mismo sitio estuvieron juntos. Cristian lleva algo de Óliver dentro de si y Óliver siguió los pasos de Cristian hasta que encontró su propio camino. Lleva mucho de Cristian en su personalidad, en su forma de pensar, en su forma de hablar, en todo. Y es que estar con Cristian es aprender todo el tiempo. Cristian disfruta de conocer a la gente. Desde que aprendió a hablar sabe realcionarse. Le es más fácil con los adultos pero los niños no le causan conflicto, sabe hacerse querer. Óliver siempre fue un poco más solitario, pero aprendio cómo interesarse en los demás. Cristian siempre cuidó de Óliver; lo llevó siempre consigo, le enseñó todo lo que sabía y fue una buena imagen paterna también. Es fácil amar a alguien que ha estado contigo toda tu vida. Es fácil amar a alguien que te quiere y respeta. Es tan fácil amar a alguien que siempre tiene la frase correcta o la sonrisa adecuada a los momentos más difíciles. Es tan fácil amar a Cristian.