jueves, 29 de marzo de 2007

de cómo no tenían miedo a la muerte

Algunos años de su vida Cristian y Óliver pasaron las tardes juntos después de la primaria. Excepto cuando Consuelo los inscribió en escuelas distintas por que según decía "juntos eran el demonio". Nunca fue para tanto. Por lo menos ellos nunca se dieron cuenta del peligro real de pasar las tardes juntos.

Durante los rudos juegos que constantemente inventaban hubo algunos clásicos. Saltando de la segunda planta, apenas en obra negra, hasta el montón de arena que dejaban en la calle y jugar entre material para construcción pasaron algunas de las más divertidas tardes. Cristian siempre fue el más valiente. Sin embargo Óliver nunca lo defraudó.

Una tarde que jugaban en la azotea. El tubo que usaban para dejar volar su cuerpo fuera de donde podían pizar se ropió. Casualmente se rompió cuando Cristian ya regresaba de la vuelta al filo del techo y alcanzó a caer sobre el techo con dicho tubo entre sus manos. Los dos se pusieron tristes por que sin tubo ya no podrían seguir jugando, sin hacer consciencia de que si se hubiera roto a mitad del trayecto habría aterrizado en el piso.

Tal vez Consuelo tenía razón. Cristian siempre supo que alguien lo cuidaba siempre y nunca se preocupó demasiado.

1 comentario:

yareli dijo...

Días hermosos que quedan grabados en la piel, del sueño a la realidad, de la fantasía a la emosión, del conjunto de poesía de la vída, del placer de plasmar en una lineas la grandeza de la vida, admiro tu pasión Oli! Felicidades!