miércoles, 14 de marzo de 2007

de cuando Óliver le lanzó un cuchillo a Cristian

Cristian y Óliver nunca dejaron de jugar. Aún cuando se odiaron temporalmente siempre hubo la oportunidad de jugar de nuevo. No ha habido épocas más difíciles en su vida que esos meses en Yautepec. Recién llegaba de México la familia incompleta. Consuelo, tan triste, no tenía lugar en su cabeza para la paciencia. Después de la muerte de Javier nada era como antes. Así fue como esa tarde sucedió lo que a continuación describiré:

Como muchas otras desde que fuimos a vivir a Yautepec, esa tarde no era tranquila. Érika, fastidiada de tanta responsabilidad no solicitada, se encontraba en la cuarta hora de martirio. Mientras Cristian y Óliver discutían.

La fuerza era la forma cotidiana con que Cristian resolvía lo difícil. Óliver siempre fue mucho más aprensivo y nunca desisitió de poder algún día ganar esa batalla. Nunca le gustó que se burlaran de él. Cristian en cambio era experto en ganar y restregarlo en la cara o encontrar cualquier razón para una buena burla.

Después de una larga pelea en la que ya era muy difícil calmar a Óliver, Cristian salió corriendo hacia la recámara junto a la cocina (En la casa de Yautepec las 4 habitaciones se comunicaban, de manera que se formaba un circuito perfecto para la persecusión). Óliver estaba demasiado enfadado para pensar con claridad, y no era que no le sucediera continuamente, sino que regularmente terminaba por tranquilizarse. Al pasar por la cocina decicidió tomar el cuchillo para lastimar a su hermano de manera que nunca más se volivera a burlar de él. Cristian, asustado, trató de protegerse en la esquina de la cama. Óliver no tenía más de 4 años, pero suficientes para lanzar el cuchillo que atinó perfectamente en un pliegue de la barriga de Cristian. Asustada Érika corrió a ver si tenía alguna cortada, pero no fue así. Muchas fueron las peleas subsecuentes entre Cristian y Óliver, pero ninguna de tanto peligro como esta.


Hace poco Óliver aprendió que las burlas son un reflejo de la inseguridad de la gente que las realiza y no de quien las recibe. Hace poco Óliver aprendió a disfrutarse y aceptarse aún a pesar de las burlas de los demás. Cristian no ha dejado de burlarse pero ya no le lanza cuchillos por eso.

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