martes, 22 de abril de 2014

¿Tropezaste? Levántate y adelante

Tropezaste. Me duele verte caer así, sin poder evitarte el dolor que sientes. Y de hecho no quisiera, pero me duele. Así respeto tus decisiones y sus consecuencias. Tu vida. Pues se que eres perfecto tal cual eres y eres gracias a todo lo que vives; a tu presente, el que creas todos los días, sabiendo y sin saber, creando aún sin creer en todo. Hoy sabe que, aún en estos momentos, admiro el hombre en que te has convertido. Veo tu vulnerabilidad y carencias sin que esto te haga menos ante mí. Por que te conozco antes de admirarte. 

¿Sabes? no hay un sólo día en que no agradezca tu existencia en mi vida, tu vida. Mi primer y mejor amigo. Mi compañero de juegos y el inventor de los más fabulosos, mi ejemplo y referencia, mi reto y mi equipo. Me enorgullezco al pensar que estamos hechos de la misma madera y me sorprendo de ver cuan complementarios somos, cuan fuertes somos. Es en esas diferencias, como tú me enseñaste, que radica nuestra verdadera fuerza y por eso debemos estar unidos a pesar de ellas. Es en estos momentos, como tú me enseñaste, que debes recordarte que soy parte de tus fuerzas. No puedo sufrir por ti lo que estás viviendo, ni quiero; pero sí te puedo ofrecer un par de oídos, un par de ojos y todo el silencio que necesites para que fluya. Úsalos. Deja que fluya. Yo no te daré consejos. Sólo este que me dieron a mi. "Ni la roca más grande puede contener el cauce del agua por siempre. No seas esa roca. Se parte de la vida que fluye por el agua y por la roca"

Hermano, no puedo pensar por ti, pero sí te puedo compartir mis pensamientos. Si de algo te sirven, ahí te van: 

No eres un error (no eres tus errores), eres vida, consciencia que aprende constantemente, que ES mientras cambia la inocencia cada vez por experiencia. 

No eres tu pasado, eres vida, que sólo ES en presente, que cambia todo el tiempo

No necesitas de alguien para vivir, eres vida que vibra todo el tiempo y por ti mismo, que da vida con tu presencia consciente. ¡Vibra! Siente tu energía interminable. 

No eres sólo parte de algo, eres vida. Eres completo siempre; que complementa una fórmula. Un compuesto armonioso. 

No ERES sólo para amar a alguien, eres vida y de amor es todo lo que es incluso tú. Ama y no en exclusiva. 

No eres un proveedor, un guardián o un compañero; eres la vida que decide con quien compartirse y su luz, alguien que sirve y encuentra en amor la inspiración para ello.  

Ojalá puedas verte como yo te veo. Merecedor de las consecuencias de tus actos, sí; pero también de toda la Gloria que Dios te puede dar. De toda la felicidad y gozo  que hay en vivir.

La felicidad no se confunde hermano. No te confundas. No hay algo que se le parezca. La felicidad es una vibración estable. No son rayos efusivos y exagerados de alegría con largos lapsos de lúgubre silencio, hartazgo y reproches. No es reclamar por que la vida no es a la carta y a capricho. No es fastidiarse al segundo intento y pasar el resto del viaje en vibraciones de rencor, tristeza, sufrimiento y negación. Se que sabes que me refiero a la paz de Dios. Paz que no has tenido en los últimos años. 

Antes de pensar en ir a recuperar algo piensa en lo que realmente mereces y que las cosas no pasan por pasar ni se van por irse. Todo es para algo. "Por qué" es lo menos importante. ¿PARA QUÉ? esa es la pregunta

martes, 19 de febrero de 2013

del primer recuerdo juntos

ese día Cristian terminó de comer primero, él siempre tenía hambre y es que fue un niño lleno de energía, tal vez más de la que pudieron controlar. Óliver no pudo terminar de comer esa porquería de crema de vegetales y tuvo que quedarse sentado en la mesa mientras Yari, Ada y Cristian salieron a jugar. Los días eran confusos y es difícil hacer nítidas imágenes de personas con gabardinas y cara dura todo el tiempo. Seguro fue una etapa difícil que costó mucho superar. Mamá Ague daba de comer entre horas a Óliver cuando le daba hambre. No siempre fue tan mala con él.

Cristian regresaba gritaba tanto que era lo único que lograba a hacer a Óliver apurarse, terminarse la tasa de crema e ir pero ya no le daba tiempo. El juego también tenía un horario. Entre tantas reglas  lo divertido del día se iba acabando desde temprano.

Esos recuerdos no son tan gratos, Cristian y Óliver no estaban tanto tiempo juntos. Esa es tal vez la única memoria en que no son tan unidos. A partir de ahí las historias tienen tantos recuerdos juntos que podrían contarse como una misma.

jueves, 29 de marzo de 2007

de cómo no tenían miedo a la muerte

Algunos años de su vida Cristian y Óliver pasaron las tardes juntos después de la primaria. Excepto cuando Consuelo los inscribió en escuelas distintas por que según decía "juntos eran el demonio". Nunca fue para tanto. Por lo menos ellos nunca se dieron cuenta del peligro real de pasar las tardes juntos.

Durante los rudos juegos que constantemente inventaban hubo algunos clásicos. Saltando de la segunda planta, apenas en obra negra, hasta el montón de arena que dejaban en la calle y jugar entre material para construcción pasaron algunas de las más divertidas tardes. Cristian siempre fue el más valiente. Sin embargo Óliver nunca lo defraudó.

Una tarde que jugaban en la azotea. El tubo que usaban para dejar volar su cuerpo fuera de donde podían pizar se ropió. Casualmente se rompió cuando Cristian ya regresaba de la vuelta al filo del techo y alcanzó a caer sobre el techo con dicho tubo entre sus manos. Los dos se pusieron tristes por que sin tubo ya no podrían seguir jugando, sin hacer consciencia de que si se hubiera roto a mitad del trayecto habría aterrizado en el piso.

Tal vez Consuelo tenía razón. Cristian siempre supo que alguien lo cuidaba siempre y nunca se preocupó demasiado.

jueves, 15 de marzo de 2007

de cuando iban a ver a la pantera enjaulada

La infancia de Cristian y Óliver no fue infeliz, ni injusta. Fue la mejor que podrían tener según cuentan. No considera opulencia ni ausencia absoluta de privaciones. Las cosas más pequeñas los hacían tan felices. Ir cualquier fin de semana al texcal podía ser de los mejores días que podrían pasar. Depués de nadar toda la mañana Óliver moría de hambre y dada su recurrente inapetencia eso hacía muy feliz a su mamá. Al terminar de comer Cristian pedía permiso para ir a ver a la pantera. Él siempre encontraba cosas interesantes. Él siempre sabía a donde ir, que ver, Cristian cuidaba de Óliver todo el tiempo.

miércoles, 14 de marzo de 2007

de cuando Óliver le lanzó un cuchillo a Cristian

Cristian y Óliver nunca dejaron de jugar. Aún cuando se odiaron temporalmente siempre hubo la oportunidad de jugar de nuevo. No ha habido épocas más difíciles en su vida que esos meses en Yautepec. Recién llegaba de México la familia incompleta. Consuelo, tan triste, no tenía lugar en su cabeza para la paciencia. Después de la muerte de Javier nada era como antes. Así fue como esa tarde sucedió lo que a continuación describiré:

Como muchas otras desde que fuimos a vivir a Yautepec, esa tarde no era tranquila. Érika, fastidiada de tanta responsabilidad no solicitada, se encontraba en la cuarta hora de martirio. Mientras Cristian y Óliver discutían.

La fuerza era la forma cotidiana con que Cristian resolvía lo difícil. Óliver siempre fue mucho más aprensivo y nunca desisitió de poder algún día ganar esa batalla. Nunca le gustó que se burlaran de él. Cristian en cambio era experto en ganar y restregarlo en la cara o encontrar cualquier razón para una buena burla.

Después de una larga pelea en la que ya era muy difícil calmar a Óliver, Cristian salió corriendo hacia la recámara junto a la cocina (En la casa de Yautepec las 4 habitaciones se comunicaban, de manera que se formaba un circuito perfecto para la persecusión). Óliver estaba demasiado enfadado para pensar con claridad, y no era que no le sucediera continuamente, sino que regularmente terminaba por tranquilizarse. Al pasar por la cocina decicidió tomar el cuchillo para lastimar a su hermano de manera que nunca más se volivera a burlar de él. Cristian, asustado, trató de protegerse en la esquina de la cama. Óliver no tenía más de 4 años, pero suficientes para lanzar el cuchillo que atinó perfectamente en un pliegue de la barriga de Cristian. Asustada Érika corrió a ver si tenía alguna cortada, pero no fue así. Muchas fueron las peleas subsecuentes entre Cristian y Óliver, pero ninguna de tanto peligro como esta.


Hace poco Óliver aprendió que las burlas son un reflejo de la inseguridad de la gente que las realiza y no de quien las recibe. Hace poco Óliver aprendió a disfrutarse y aceptarse aún a pesar de las burlas de los demás. Cristian no ha dejado de burlarse pero ya no le lanza cuchillos por eso.

de cómo nos entregamos completos

Hoy Cristian me dijo: "para que alguien pueda amarte debes amarte tú primero". Así como para poder brindar tranquilidad debes estar en paz y para poder ofrecer algo debes estar completo tú.

Me lo habían dicho muchas personas, pero nadie con tanta humildad y serenidad. Como si a él le pasara exactamente igual. Como si le doliera lo mismo que a mi.

"... y es que siempre damos todo. No dejamos nada para nosotros. No conocemos otra forma de hacer las cosas que completamente" dijo.

viernes, 9 de marzo de 2007

de cómo estuvieron siempre juntos

Cristian y Óliver estuvieron siempre juntos. Aún cuando las circunstancias no les permitieron estar en el mismo sitio estuvieron juntos. Cristian lleva algo de Óliver dentro de si y Óliver siguió los pasos de Cristian hasta que encontró su propio camino. Lleva mucho de Cristian en su personalidad, en su forma de pensar, en su forma de hablar, en todo. Y es que estar con Cristian es aprender todo el tiempo. Cristian disfruta de conocer a la gente. Desde que aprendió a hablar sabe realcionarse. Le es más fácil con los adultos pero los niños no le causan conflicto, sabe hacerse querer. Óliver siempre fue un poco más solitario, pero aprendio cómo interesarse en los demás. Cristian siempre cuidó de Óliver; lo llevó siempre consigo, le enseñó todo lo que sabía y fue una buena imagen paterna también. Es fácil amar a alguien que ha estado contigo toda tu vida. Es fácil amar a alguien que te quiere y respeta. Es tan fácil amar a alguien que siempre tiene la frase correcta o la sonrisa adecuada a los momentos más difíciles. Es tan fácil amar a Cristian.