martes, 19 de febrero de 2013

del primer recuerdo juntos

ese día Cristian terminó de comer primero, él siempre tenía hambre y es que fue un niño lleno de energía, tal vez más de la que pudieron controlar. Óliver no pudo terminar de comer esa porquería de crema de vegetales y tuvo que quedarse sentado en la mesa mientras Yari, Ada y Cristian salieron a jugar. Los días eran confusos y es difícil hacer nítidas imágenes de personas con gabardinas y cara dura todo el tiempo. Seguro fue una etapa difícil que costó mucho superar. Mamá Ague daba de comer entre horas a Óliver cuando le daba hambre. No siempre fue tan mala con él.

Cristian regresaba gritaba tanto que era lo único que lograba a hacer a Óliver apurarse, terminarse la tasa de crema e ir pero ya no le daba tiempo. El juego también tenía un horario. Entre tantas reglas  lo divertido del día se iba acabando desde temprano.

Esos recuerdos no son tan gratos, Cristian y Óliver no estaban tanto tiempo juntos. Esa es tal vez la única memoria en que no son tan unidos. A partir de ahí las historias tienen tantos recuerdos juntos que podrían contarse como una misma.

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